Hace dos semanas, Burgos fue escenario de una pelea entre radicales neonazis y de extrema izquierda. Aunque algunos la atribuyen a rencillas personales, también refleja un odio latente entre estos grupos. La Policía ha estado monitorizando estas tensiones, especialmente desde la aparición de un colectivo de ultraderecha que busca organizarse.
Investigadores han aumentado la vigilancia para prevenir que un conflicto menor se convierta en una disputa ideológica mayor. Grupos de izquierda afirman que la pelea fue premeditada y que personas de otras ciudades, como Madrid y Málaga, participaron en ella. Denuncian que fue un ataque motivado por la apariencia de los involucrados.
Sin embargo, la Policía descarta esta versión. Aseguran que las rencillas previas entre algunos participantes fueron el verdadero detonante. Reconocen que hubo presencia de radicales de otras ciudades, pero no para iniciar la pelea.
Este grupo neonazi, compuesto por jóvenes, ha mantenido un perfil bajo hasta ahora. Recientemente, anunciaron la apertura de un «local patriota» en el norte de la ciudad, aunque no revelaron su ubicación exacta. Además, 16 colectivos de extrema izquierda firmaron un manifiesto que vincula esta inauguración con el encuentro de neonazis, sugiriendo que buscan convertirse en una filial de Núcleo Nacional, una agrupación de extrema derecha de Madrid.
