Las entidades que atienden a personas sin hogar en Burgos, principalmente Cáritas y la Fundación Lesmes, han alertado de la saturación de sus recursos debido a la falta de vivienda pública. En los últimos meses, la demanda se ha incrementado por la llegada de migrantes que huyen de conflictos y esperan acceder a los programas de asilo. Mientras la administración tramita sus solicitudes, estas organizaciones asumen la atención.
El albergue municipal, gestionado por Cáritas, solo dispone actualmente de plazas para urgencias. David Polo, responsable del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas, explicó que se ven obligados a limitar el tiempo de estancia, lo que implica que muchas personas acaban en la calle. Polo reclamó un parque de vivienda pública similar al europeo, que representa el 9% del total, y condiciones de acceso que no generen competencia entre los usuarios.
Pilar Martínez, directora del Centro de Integración Social (CEIS) de la Fundación Lesmes, destacó la dificultad de acceso a la vivienda como principal obstáculo. Según Martínez, personas que han completado su proceso de autonomía no pueden independizarse por los altos precios y las exigencias de los arrendadores. El coste de una habitación oscila entre 400 y 500 euros, lo que consideran inasumible y alejado de la idea de un hogar estable.

