El diagnóstico de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) afecta tanto a la persona que lo recibe como a su entorno familiar. Noemí Vallejo, presidenta de la Asociación de Familiares de Anorexia y Bulimia de Burgos (Adefab), relata cómo la enfermedad de su hija evidenció la falta de atención a las familias en el proceso terapéutico. Vallejo reclama una mayor colaboración entre asociaciones y profesionales de salud mental en Burgos, similar a la que existe en otras patologías.
Mercedes Bartolomé, expaciente recuperada, destaca el papel fundamental de la familia en su proceso de curación. Subraya que el apoyo de sus padres y allegados fue decisivo para superar la enfermedad. Bartolomé y la psicóloga María del Mar Herrero serán ponentes en la clausura del II Congreso Internacional de Salud desde un Abordaje Interdisciplinar, organizado por la Universidad de Burgos y Adefab, que se celebra en la Facultad de Ciencias de la Salud.
El congreso, que coincide con el XVIII Encuentro Nacional de Técnicos y Directivos de la Federación Española de Asociaciones de Ayuda y Lucha contra la Anorexia y la Bulimia (FEACAB), reúne a 130 participantes. Se abordan temas como la dificultad en el tratamiento de los TCA, comorbilidades, el papel de los medios digitales y el trastorno de evitación o restricción de la ingestión de alimentos (TERIA).
La psicóloga Herrero señala que la recuperación completa es posible en el 80% de los casos, aunque el proceso puede ser largo. El congreso incluye talleres, testimonios y mesas redondas sobre la coordinación entre servicios y el apoyo a las familias.



