En la tarde del domingo, un descarrilamiento ocurrido a pocos metros de la estación de Burgos agravó los ya complicados problemas que enfrentan los trenes en España. El incidente se produjo a las seis y media, cuando el tren de Larga Distancia 10157, que viajaba desde Madrid-Chamartín hacia San Sebastián, sufrió la salida de un eje de un vagón en la parte trasera del convoy. Afortunadamente, no había pasajeros en ese vagón, pero quienes viajaban en la unidad delantera se vieron afectados, ya que permanecieron parados durante más de una hora.
Tras el accidente, el tren finalmente pudo desacoplarse y continuar su viaje hacia Miranda de Ebro, aunque con un considerable retraso. Los problemas no solo afectaron a los ocupantes del tren siniestrado, sino que se sintieron en otras estaciones y trenes que realizaban el trayecto Madrid-San Sebastián. El vehículo descarrilado todavía está en la vía, y se espera que grúas realicen su remolque y reubicación en los próximos días. Este siniestro se suma a una serie de inconvenientes relacionados con el mantenimiento y funcionamiento de los trenes en los últimos meses.
