La calle Alfonso VIII, que debería ser un atractivo turístico por su cercanía al monasterio de Las Huelgas, presenta un panorama desolador. Los vecinos informan sobre un solar convertido en basurero, casas con grietas tras un derribo mal ejecutado y un empedrado peligroso.
El problema comenzó con el derribo de una casa antigua que, según los residentes, se realizó de forma brusca. Esto provocó daños en las viviendas colindantes, que ahora muestran fisuras. El solar resultante no ha sido restaurado y se ha convertido en un descampado.
El empedrado de la calle es otro foco de quejas. Presenta desniveles y piedras sueltas, lo que dificulta el paso, especialmente para personas mayores. Además, el tráfico intenso, con unos 240 autobuses diarios, agrava la situación.
A pesar de los intentos del Ayuntamiento por reparar los daños, las soluciones son temporales. Un proyecto para sustituir el empedrado fue abandonado por el actual Gobierno. Los vecinos han tomado medidas improvisadas, acumulando piedras sueltas para evitar accidentes.
La situación se agrava con un viejo almacén en ruinas y el deterioro de la muralla urbana, que se ha convertido en un basurero. El mobiliario urbano también está en mal estado, con bancos rotos y falta de limpieza. Los residentes sienten que sus quejas no son escuchadas y temen que solo se actúe tras un accidente.
