Investigaciones recientes han demostrado que las raíces de los árboles caducifolios, como las hayas y los abedules, no entran en un estado de hibernación durante el invierno, como se pensaba anteriormente. Un estudio liderado por Lorène J. Marchand de la Universidad de Amberes y colaborado por el CREAF y el CSIC, revela que estas raíces continúan creciendo y almacenando nutrientes incluso en temperaturas muy bajas. Esto indica que el suelo forestal tiene una mayor capacidad para absorber carbono durante todo el año, no solo en las estaciones activas de fotosíntesis.
El estudio, que abarcó cuatro especies de árboles en bosques templados de España, Bélgica y Noruega, muestra cómo las raíces gruesas mantienen su actividad hasta en suelos a menos de 3°C. Los resultados apuntan a que las raíces almacenan carbohidratos y otros nutrientes durante el invierno, lo que les permite reactivarse rápidamente en primavera. Este enfoque proporciona una ventaja estratégica para los árboles, asegurando que tengan los recursos necesarios para el crecimiento inicial de las hojas y, por lo tanto, para comenzar la fotosíntesis de manera eficiente.


